Chile se enfrenta a un momento crucial este domingo, con elecciones presidenciales y parlamentarias que prometen ser las más impredecibles de su historia. Por primera vez, el voto es obligatorio para más de 15,6 millones de chilenos, lo que podría aumentar significativamente la participación electoral. La candidata oficialista, Jeannette Jara, lidera las encuestas con un 28,6% de intención de voto, aunque no alcanza el 50% necesario para ganar en la primera vuelta. La polarización política es evidente, con una derecha dividida entre tres candidatos: José Antonio Kast, de extrema derecha; Evelyn Matthei, de centroderecha; y Johannes Kaiser, un libertario con un estilo radical. La campaña ha estado marcada por la preocupación por la delincuencia, la inmigración y la situación económica, temas que han resonado profundamente entre los votantes. A pesar de que Chile es considerado uno de los países más seguros de América Latina, el 63% de los ciudadanos señala que la violencia es su mayor preocupación. La percepción de inseguridad ha dominado la agenda electoral, y todos los candidatos han coincidido en la necesidad de endurecer las políticas contra el crimen organizado. La situación económica también es crítica, con un 48% de los chilenos considerando que la economía es mala o muy mala. La inflación ha afectado los ingresos reales, y casi la mitad de los hogares no logra llegar a fin de mes. Jara, quien fue ministra del Trabajo, ha prometido un "salario vital" de 750.000 pesos (unos 690 euros) y ha intentado distanciarse de la gestión de Gabriel Boric, buscando atraer a los descontentos. En la derecha, Kast y Kaiser han ganado terreno, con propuestas que incluyen recortes significativos en el gasto público. Kast, que ha sido candidato en dos ocasiones anteriores, busca consolidar su apoyo, mientras que Kaiser, conocido como el "Milei chileno", ha visto un aumento en su popularidad. Las elecciones se desarrollan en un contexto de descontento social, tras el fracaso de la propuesta de una nueva Constitución, que ha dejado a muchos chilenos insatisfechos con el actual sistema político. La sombra de la dictadura de Pinochet sigue presente, con varios candidatos que justifican el golpe de Estado de 1973. Este domingo, los chilenos decidirán no solo quién será su próximo presidente, sino también el rumbo político del país en un ambiente de alta tensión y expectativas. La segunda vuelta está programada para el 14 de diciembre, donde se espera que la lucha entre la izquierda y la derecha se intensifique aún más.