En supermercados y redes sociales, la proteína se posicionó como protagonista de la alimentación moderna. Desde barritas energéticas hasta aguas saborizadas, la industria alimentaria incrementó la oferta de productos fortificados, al tiempo que influencers y campañas publicitarias insisten en su consumo para lograr fuerza, longevidad y una salud óptima.
Sin embargo, la evidencia científica indica que la necesidad real de proteína varía según la etapa de la vida y el nivel de actividad , y que el exceso no ofrece beneficios adicionales; incluso, puede ser innecesario o contraproducente.
Así lo afirman expertos, y una reciente publicación de la revista Nature buscó aclarar los mitos que rodean a este nutriente esencial .
El auge comercial y la percepción social
El crecimi

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