Detrás de toda muerte hay una investigación forense. Este muerto tiene cincuenta años de ‘vida’ fúnebre. La mayoría de sus huellas han sido borradas, pero quedan sus indicios. Con Franco se ha aplicado lo que los romanos llamaban ‘Damnatio memoriae’, la condena al olvido. Cuando el Senado romano decretaba esa medida, se procedía a eliminar todo lo que recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, hasta su nombre. Un olvido curioso porque el nuevo ‘Senado’ que aplica esta damnatio memoriae sobre el dictador no deja de nombrarlo, de evocarlo, de ‘televisarlo’.

Puerta de Jerez. En el Palacio de Yanduri convivieron muchos años dos placas. La primera, en la fachada del edificio. La colocó el Ayuntamiento el 16 de julio de 1964, los llamados 25 Años de Paz, ominosa paz. “En este

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