Ser un gran guerrero no es complicado y menos cuando estás impulsado por un buen maestro. La disciplina, la constancia y la perseverancia también son puntos fuertes a la hora de forjar a un profesional, y de eso saben mucho los hermanos mellizos Julio y Pablo Ojeda, que empezaron a seguir los pasos de su padre cuando tan sólo tenían ocho años. Entendieron que las artes marciales era un deporte para estar conectados con ellos mismos y que practicándolo podían estar más cerca de ser como su papi, a quien consideran su héroe. No les gustaba entrenar y lloraban. Cuando uno tiene esa edad siempre prefiere tirarse por el tobogán y columpiarse, pero poco a poco empezaron a entrar en dinámica y se volvieron unos auténticos campeones.

La primera competición fue en 2023, y desde entonces no

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