El Ministerio de Educación (Minedu) del Perú ha implementado nuevos criterios para abordar el bullying y el acoso escolar en los colegios. Desde este año, los niños de 9 y 10 años no serán considerados agresores en situaciones reportadas como violencia. Esta actualización normativa busca diferenciar entre conflictos propios del desarrollo infantil y actos de violencia reales.
La modificación se centra en dos conceptos clave: conflicto y violencia. Un conflicto escolar puede surgir de desacuerdos o interacciones normales entre compañeros, sin intención de causar daño. En cambio, un acto de violencia implica intencionalidad, repetición y una relación de poder desigual. Según Víctor Vásquez, coordinador de Bienestar y Tutoría de Innova Schools, "para que exista un caso de violencia escolar, la agresión debe tener el propósito de hacer daño".
Los episodios de empujones o burlas entre niños pequeños, que anteriormente se registraban como violencia en la plataforma SíseVe, ahora se evaluarán con mayor precisión. La nueva normativa busca evitar la estigmatización de los menores, quienes aún están en proceso de desarrollo socioemocional. La evaluación de cada caso tomará en cuenta el contexto, las edades y la información proporcionada por docentes y familias.
Los nuevos lineamientos también establecen que no todas las situaciones negativas en el aula deben activar protocolos de acoso escolar. Esto permitirá a las autoridades educativas decidir si se requiere intervención pedagógica, psicológica o disciplinaria. Además, se enfatiza la importancia de la comunicación abierta entre padres e hijos para detectar señales de alerta, como cambios bruscos en el estado de ánimo o conductas inusuales.
Vásquez destaca que los entornos familiares influyen en el comportamiento escolar. Los estilos de crianza permisivos o autoritarios pueden fomentar conductas agresivas. Por ello, es crucial que los padres estén atentos a las dinámicas familiares y a cómo estas pueden impactar en la vida escolar de sus hijos.
Las instituciones educativas también jugarán un papel fundamental en la implementación de estos nuevos criterios. Se recomienda que los directores y tutores organicen reuniones informativas con los padres para explicar cómo se evaluarán los reportes y cómo se aplicarán los protocolos en el futuro. Esto busca evitar confusiones y asegurar que los casos se manejen adecuadamente, sin caer en la sobre-reacción ante conflictos normales del desarrollo infantil.

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