Gustavo Petro, presidente de Colombia, se encuentra en una situación crítica con Estados Unidos. Sus decisiones están siendo vistas como amenazas a la seguridad nacional estadounidense. Este contexto va más allá de una simple disputa diplomática. En Washington, cuando se percibe un riesgo a la seguridad nacional, la respuesta no es negociadora, sino judicial.
La figura del "uniforme naranja" se ha convertido en un símbolo de las consecuencias que enfrentan aquellos que desafían la seguridad de EE. UU. Varios expresidentes y altos funcionarios han terminado en prisiones federales, como Juan Orlando Hernández y Manuel Noriega, tras ser condenados por delitos que afectan la seguridad estadounidense. La historia muestra que ningún cargo ofrece inmunidad ante la justicia estadounidense.
Petro ha sido acusado de cometer errores similares a los que llevaron a otros líderes a caer en desgracia. Sus acciones son vistas como un patrón que amenaza la seguridad nacional de EE. UU. Un incidente clave fue cuando Petro instó a los soldados estadounidenses a desobedecer a Donald Trump, un acto que podría ser considerado como incitación a la insubordinación militar, según la legislación estadounidense.
Además, su apoyo al régimen de Nicolás Maduro ha generado preocupación en Washington. Este régimen es considerado un aliado de carteles de drogas y un refugio para grupos armados, lo que ha llevado a EE. UU. a ver las propuestas de Petro, como la creación de una zona binacional, como un posible corredor para actividades ilícitas.
La cooperación antinarcóticos entre Colombia y EE. UU. es fundamental para la seguridad de ambos países. Al debilitar esta cooperación, Petro no solo está cambiando la lucha contra las drogas, sino que está obstruyendo operaciones federales, lo que podría tener graves consecuencias legales.
Otro punto de tensión es la decisión de Petro de devolver aviones con deportados, desafiando protocolos del Departamento de Seguridad Interna de EE. UU. Esto ha sido interpretado como un acto de hostilidad institucional, lo que podría comprometer la seguridad interna estadounidense.
La cancelación de la visa de Petro y su inclusión en la Lista Clinton son señales de alarma. Estos actos indican que es considerado un riesgo potencial para la seguridad y la integridad financiera de EE. UU. La reciente operación "Lanza del Sur" de EE. UU. refleja un enfoque renovado hacia la región, tratando a Colombia como un teatro estratégico de seguridad nacional.
Petro parece no comprender que sus acciones están tocando un nervio sensible para EE. UU. Los halcones republicanos ya lo ven como una amenaza. Si continúa por este camino, podría enfrentar un destino similar al de otros líderes que han desafiado a Washington, terminando en prisión. Cada acción hostil y cada declaración arriesgada podrían llevarlo a confeccionar su propio uniforme naranja, un símbolo de su posible caída.

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