La cultura de la bulla en la que vivimos, y no me refiero en este caso a la que se monta delante de los pasos, nos impide la reflexión y el análisis profundo, por más que haya muchas columnas de opinión y tertulias variadas en la tele y la radio. Sólo importa lo inmediato, lo que se muestra en un tik tok o en un pin pon (una fórmula de pregunta y respuesta rápida con personas conocidas). Y así, con tanta superficialidad, la inmensa mayoría se queda con eso, sólo con lo que flota.

Pero hay más. Incluso en el Parlamento de Andalucía donde esta semana hemos escuchado insultos variados a cuentas de las cuentas públicas para 2026 hay margen para la esperanza. Porque sí. En la Cámara andaluza los diputados de los diferentes grupos políticos dialogan y negocian. No es raro ver cómo el portavoz d

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