Jeannette Jara avanzó a la segunda vuelta con un 26,45% , liderando a prácticamente toda la centroizquierda, desde el Partido Socialista hasta la Democracia Cristiana. En otra época ese resultado habría sido leído como un golpe de autoridad. En el contexto actual surge una pregunta que no se puede evitar. ¿Este avance refleja fortaleza real o evidencia que el progresismo llegó a uno de sus pisos históricos? La unión de nueve partidos debía traducirse en una votación más amplia. No ocurrió.

Muchos observadores se preguntan si Jara realmente “pisa firme”. Los números muestran que el terreno está lejos de ser sólido. La suma de Kast, Kaiser y Matthei supera el 50% . La derecha llega cohesionada y motivada. ¿Se puede hablar de una posición firme cuando el adversario parte con esa venta

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