Tokio y Pekín se encuentran inmersos en una creciente disputa en torno a Taiwán después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sugiriera que su país podría involucrarse militarmente en caso de un intento de invasión china de la isla autogobernada.
¿Por qué Taiwán se ha convertido en un punto de fricción entre estos vecinos del noreste asiático y principales socios comerciales? ¿Existe el riesgo de que la guerra de palabras vaya a más?
¿Cómo ha empezado la disputa?
La disputa se desató después de que la primera ministra japonesa sugiriera en su primer discurso ante el Parlamento tras asumir el cargo en octubre que Japón podría involucrarse militarmente en un conflicto entre China y Taiwán.
La Constitución japonesa de posguerra prohíbe al país nipón el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales, pero una ley de 2015 —aprobada durante el mandato del primer ministro y mentor de Takaichi, Shinzo Abe— permite ejercer la legítima defensa colectiva en ciertas situaciones, incluso si Japón no está siendo atacado directamente.
El Partido Comunista Chino que gobierna el país afirma que Taiwán es una provincia y ha prometido anexionarla, incluso por la fuerza militar, si no logra convencer o coaccionar a Taiwán para que acepte lo que denomina “reunificación”. Sin embargo, Taiwán se opone de forma contundente y un intento de invasión china podría desencadenar un conflicto regional o global.
“La llamada contingencia de Taiwán se ha vuelto tan grave que debemos anticipar el peor escenario posible”, declaró Takaichi. La primera ministra agregó que un ataque de China contra Taiwán podría provocar el despliegue de las fuerzas de autodefensa de su país, si el conflicto representara una amenaza existencial para Japón, que posee territorio a tan solo 110 km de la isla principal de Taiwán.
Pekín reaccionó con furia, calificando las palabras de la primera ministra como una “amenaza militar” contra China.
¿Por qué Japón ha tomado esta postura?
Takaichi, quien asumió el cargo de primera ministra el mes pasado, pertenece al ala derechista del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) y comparte la postura beligerante hacia China que en su momento defendió Shinzo Abe.
Durante su breve mandato, Takaichi ha priorizado el fortalecimiento de las defensas de Japón para contrarrestar la creciente asertividad de China, con especial atención a las islas periféricas japonesas en el Mar de China Oriental, donde se ubican las islas Senkaku.
En su discurso, la primera ministra también prometió aumentar el gasto en defensa —una política impulsada por Donald Trump, quien busca que los aliados estadounidenses del noreste asiático incrementen su inversión militar— hasta el 2% del PIB para finales de marzo de 2026, dos años antes de lo previsto.
¿Cómo ha respondido China?
La respuesta de China comenzó con una publicación (ahora eliminada) en la red social X del cónsul general chino en Osaka, Xue Jian, en la que amenazaba con “cortarle el cuello a un sucio sin dudarlo un instante”, lo que algunos interpretaron como una amenaza a Takaichi.
Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores de China, defendió la publicación de Xue e instó a Japón a “dejar de enviar señales equivocadas a las fuerzas separatistas independentistas de Taiwán”.
Desde entonces, ambos países han convocado a sus respectivos embajadores y Pekín ha emitido advertencias formales a viajeros y estudiantes sobre los riesgos de visitar Japón –afirmando, sin pruebas, que la seguridad pública se había deteriorado en Japón, y que ciudadanos chinos habían sido blanco de “actos criminales”–.
Los medios estatales chinos han dedicado titulares de primera plana y una amplia cobertura editorial a la disputa, calificando las declaraciones de Takaichi de “peligrosamente provocativas”.
El Ejército chino advirtió a Japón que sufriría una derrota aplastante si se atrevía a intervenir militarmente en un conflicto en el estrecho de Taiwán. El domingo, envió un buque guardacostas a través de las islas Senkaku, administradas por Japón pero reclamadas por China como islas Diaoyu. También sobrevoló Yonaguni, la isla más occidental del archipiélago japonés, con drones militares.
Este lunes, la Embajada china en Japón publicó en sus redes sociales un recordatorio de que no había renunciado al uso de la fuerza para tomar Taiwán y advirtió que cualquier intervención de Japón sería considerada un acto de agresión al que China respondería con firmeza.
¿Cuáles son los antecedentes?
Taiwán estuvo bajo dominio colonial japonés durante aproximadamente 50 años, hasta que Tokio se vio obligado a ceder el control a la entonces República de China (ROC) tras su rendición en la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento, el Gobierno de la ROC luchaba una guerra civil con las fuerzas comunistas. La ROC fue derrotada en el territorio continental y se replegó a Taiwán, donde se constituyó como la ROC (Taiwán), mientras que los comunistas establecieron la República Popular China (RPC) en el territorio continental.
Hoy en día, el Partido Comunista de la RPC, en el poder, reclama Taiwán como una provincia, a pesar de no haberla gobernado nunca.
Si la RPC intentara anexionar Taiwán y Estados Unidos interviniera en su defensa, el conflicto probablemente involucraría a países vecinos como Japón, donde hay una importante presencia militar estadounidense. Japón tampoco desea que un vecino hostil controle parte de la llamada Primera Cadena de Islas, situada entre China y el Océano Pacífico.
¿Hay riesgo de que la tensión aumente?
Sí. Si bien una confrontación militar es altamente improbable, los analistas llevan tiempo advirtiendo que el aumento de la actividad en zonas disputadas como las islas Senkaku y la zona de identificación de defensa aérea (ADIZ) de Taiwán incrementa el riesgo de accidentes que podrían desencadenar enfrentamientos directos.
A corto plazo, es más probable que la disputa tenga un impacto en las relaciones económicas bilaterales y entre los pueblos de estos socios comerciales clave. Las advertencias de Pekín a viajeros y estudiantes para que eviten Japón provocaron un desplome de las acciones de los sectores minorista y turístico japoneses en la apertura del lunes.
En mayo de 2024, había más de 120.000 estudiantes chinos en Japón y más de 6,7 millones de turistas chinos visitaron el país en los primeros ocho meses de este año. Takahide Kiuchi, economista ejecutivo del Instituto de Investigación Nomura, estimó que la última alerta de viaje de China continental podría causar daños económicos a Japón por valor de 2,2 billones de yenes (unos 12.000 millones de euros).
Takaichi no ha cedido, pero los medios japoneses han informado este lunes de que un enviado de alto nivel se dirigía a Pekín en un intento de calmar la situación.

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