Mucha Rosalía, mucho “relativismo moral”, muchos “sesgos ideológicos de las leyes de memoria histórica y democrática”, y ni una palabra sobre Rafael Zornoza . El discurso del presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, pronunciado ante la Asamblea Plenaria de la Iglesia española, obvió cualquier referencia sobre el todavía obispo de Cádiz y Ceuta, el primer obispo de España en activo acusado de abusos sexuales, cuya investigación avanza en el Tribunal de la Rota, que ya ha tomado declaración a la víctima.
Pese a lo que algunos temían, Zornoza no apareció por la plenaria de los obispos, y podría haberlo hecho, pues a esta hora Roma aún no ha aceptado su renuncia. Una semana después de estallar el escándalo, y cuatro meses después de recoger la denuncia, la Iglesia mantiene en su puesto al polémico prelado. El presidente de la CEE no citó a Zornoza. De hecho, en las 40 páginas de su discurso, apenas dedicó un párrafo a las víctimas de la pederastia clerical, señalando que “seguimos trabajando en todo lo referido a la atención a las víctimas de abuso en todo su recorrido de prevención, formación, acogida, cauces para las denuncias, colaboración entre diócesis, congregaciones religiosas y asociaciones”, y una breve apelación a las “ tristes noticias que nos han llegado a lo largo de las últimas semanas, acerca de denuncias sobre delitos sexuales cometidos contra menores de edad ”.
Derecho a la presunción de inocencia
Sí repitió Argüello el mismo mantra que había subrayado al ser preguntado por los medios sobre el ‘caso Zornoza’, y que reiteró en Roma, tras el encuentro de los obispos con el Papa León: “En este camino en el ejercicio de la justicia reparativa y equitativa, queremos alcanzar un equilibrio justo entre el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a denunciar, en el fuero jurídico competente, las ofensas recibidas, ambos, derechos fundamentales que corresponden a todos”.
Sí tuvo ocasión monseñor Argüello para arremeter contra la “inhumanidad del aborto”, y los “sesgos ideológicos de las leyes de memoria histórica y democrática”, que en su opinión “son un instrumento de polarización ideológica al servicio de los intereses políticos del presente más que cauce para ahondar en la reconciliación que los años de la Transición lograron”. También, para lanzar un guiño a las propuestas vinculadas a J. D. Vance y el movimiento MAGA, y para sacar pecho afirmando que “lo católico está de moda” frente al “relativismo moral” de las sociedades occidentales. Y es que hubo más Rosalía que Zornoza en las palabras del prelado.
“En España, el anuncio del nuevo disco de Rosalía, Lux, ha detonado, de nuevo, un debate”, incidió el prelado, quien aseguró que “existen señales que advierten de que lo católico está de moda o, si se prefiere, de que hay una vuelta a coordenadas espirituales que parecían proscritas”, algo que también se expresa en otros fenómenos como Los domingos, apuntó.

“La escucha más intensa del rumor de Dios y el ‘giro católico’ pueden ser una moda u objeto de manipulación ideológica del desconcierto y las dificultades que viven hoy los jóvenes”, advirtió el presidente de la CEE, quien relacionó este fenómeno con “la crisis de la democracia occidental, víctima del individualismo, carente de vínculos y víctima del relativismo moral que ella misma ha generado”.
Otro de los grandes elementos del discurso inaugural de Argüello vino al denunciar “la inhumanidad del aborto, detrás de las cortinas de humo y las estrategias” de “distracción y de polarización”.
El “atajo” del aborto y la “polarización ideológica”
“La sociedad occidental ha escondido completamente la cuestión del aborto bajo la alfombra”, denunció Argüello, quien incidió en que “la tragedia de 73 millones de abortos al año en el mundo, cien mil en España, se ha normalizado. Hemos llegado a un punto de extrema irracionalidad en materia de bioética al servicio de la biopolítica”.
“El atajo del aborto para solucionar problemas que exigen políticas públicas a favor de la familia y de la vida es síntoma del debilitamiento moral de nuestra democracia”, señaló el presidente de la CEE, antes de recordar el otro gran acontecimiento de esta semana: los 50 años de la muerte de Franco y la proclamación de Juan Carlos I, que “marcan el final de una etapa y el comienzo de otra en la sociedad española”. También en la Iglesia, trazó el prelado, resumiendo las homilías de los cardenales Marcelo (en el funeral) y Tarancón (en la coronación).
“La Iglesia vivió con el régimen de Franco una relación singular. Comienza con el apoyo de la carta colectiva de 1937 y el agradecimiento ante la extraordinaria persecución religiosa sufrida con miles de muertos y represalia dos por razón de su profesión católica”, admitió Argüello, quien recordó que “en el año 2028 celebraremos los cincuenta años de la constitución”.

En una clara alusión a las políticas del Gobierno, el presidente de los obispos denunció que “estos próximos tres años deberían ser de ‘purificación de la memoria’ contaminada por los sesgos ideológicos de las leyes de memoria histórica y democrática” que, en su opinión, son “un instrumento de polarización ideológica al servicio de los intereses políticos del presente más que cauce para ahondar en la reconciliación que los años de la Transición lograron, en gran parte”.
“Los católicos, en el respeto a la conciencia y en la promoción de conciencia, estamos llamados a estar presentes en la vida pública para colaborar en la edificación de una vida social justa a través del elogio de la razón, la amistad social y la acción iluminada por la Doctrina Social de la Iglesia”, recalcó Argüello, recordando al fallecido cardenal Sebastián y su deseo de que “los católicos españoles puedan llegar a ser los más leales y decididos defensores de la democracia”.
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