Julio Fernández, productor cinematográfico y presidente de Filmax Entertainment, es un ejemplo de eso que definimos como un hombre hecho a sí mismo. Emprendedor antes de que esa palabra existiera, enamorado del cine y de lo que representa, del poder y la apariencia, por momentos más grande que la vida cómo se dice en algunas películas, nunca perdió de vista la proximidad con la vida cotidiana. Confiaba, por ejemplo, en el poder de los choricillos de su aldea natal, Cereixido, que abandonó a los once años con dirección Barcelona sin prácticamente nada, para cerrar con alegría una producción de millones o negociar una ampliación de capital en la sede de su empresa, situada en Hospitalet de Llobregat, en el barrio de Santa Eulalia, allí donde se instaló de muy joven, a su llegada a Barcelona.

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