La reciente decisión de Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, es un cambio significativo que promete transformar una arraigada tradición en el ámbito legislativo, la conocida ‘herencia” y los controvertidos traspasos de despachos entre legisladores salientes y entrantes. La normativa, formalizada el pasado 14 de noviembre, establece que los diputados que finalicen su mandato deberán devolver todos los espacios, mobiliario y equipamiento asignados antes de abandonar sus funciones, bajo pena de sanciones económicas o acciones legales en caso de incumplimiento. Esta drástica resolución no solo busca reorganizar desde cero las oficinas parlamentarias para la nueva integración que tomará forma el próximo 10 de diciembre, sino que plantea un mensaje más profundo sobre el uso y dest

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