SAN JOSÉ — Hundido, con el gesto de un técnico que ya no tiene respuestas y con la mirada perdida después del empate sin goles ante Honduras, Miguel Piojo Herrera enfrentó su conferencia más dolorosa desde que asumió el banquillo de Costa Rica.

No hubo excusas, no hubo desvíos: el mexicano reconoció que el puesto le quedó grande y que el sueño mundialista terminó hecho trizas.

“Lo intentamos y no se pudo. Hoy se borraron las ilusiones”, resumió el técnico, con una honestidad que contrastó con el vacío futbolístico que dejó esta eliminatoria.

Herrera, quien nunca había vivido una situación de este calibre en su carrera, admitió que el golpe marca un antes y un después en su trayectoria. “Estoy triste, tengo dolor, molestia, amargura… nunca había vivido esto”, lanzó, visiblemente tocad

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