Un reciente avance en la comprensión de los mecanismos cerebrales detrás de los antojos alimentarios ha revelado una compleja interacción entre la actividad neuronal y la percepción compulsiva de la comida.
Un estudio publicado en Nature Medicine y liderado por Amber Alhadeff neurocientífica del Centro Monell de los Sentidos Químicos de Filadelfia, Pensilvania, y Casey Halpern , neurocirujano e investigador de la Universidad de Pensilvania ha permitido observar, por primera vez, cómo el llamado “ruido alimentario” se manifiesta en el núcleo accumbens , una región cerebral clave en la sensación de recompensa .
Según los autores, el “ruido alimentario” se define como “pensamientos intrusivos y compulsivos sobre la comida” , una condición que afecta especialmente a

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