El cine argentino siempre fue un pilar de la cinematografía de América Latina , reconocido por su potencia narrativa, su habilidad para el drama social y su incisivo manejo del thriller. A pesar de las fluctuaciones en la industria local, la calidad de sus producciones y la audacia de sus realizadores consolidaron un prestigio internacional que se mide no solo en premios, sino ahora, de manera palpable, en el consumo masivo global . Nuestras historias, cargadas de identidad y personajes complejos, logran resonar más allá de las fronteras, demostrando que lo local, cuando está bien contado, es universal .

Un motor fundamental de este impacto sostenido es el inigualable talento de las actrices argentinas . Lejos de limitarse a roles de reparto, las mujeres en el cine nacional sue

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