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Cuando advirtió que nadie supervisaba minuciosamente el ingreso de los autos entregados como parte de pago en la concesionaria de Pilar donde trabajaba, Rodrigo A. vio la oportunidad. Su tarea era justamente registrar esos vehículos, pero directamente dejó de cargarlos al sistema. Con la documentación en mano, se los llevaba y los ponía a la venta en una agencia trucha que montó junto a su concuñado. N o fue un caso aislado: desaparecieron al menos seis autos. Y finalmente, ambos fueron detenidos.

Las aprehensiones se concretaron este miércoles por orden del fiscal de la UFI Nº4 de Pilar, Andrés Quintana, quien imputó a Rodrigo A. —empleado infiel de la concesionaria— por el delito de administra

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