El 26 de enero de 1939, tras demasiado tiempo padeciendo una cruenta guerra, Barcelona finalmente caía en manos de las tropas de Franco . Era la constatación de que la contienda bélica estaba cercana a concluir con la derrota de las fuerzas republicanas. El día después, el general Juan Yagüe se paseaba con sus hombres por las calles de la capital catalana y protagonizando una misa de campaña en la plaza Catalunya. Yagüe pronunció, según se puede leer con la grandilocuente prosa del momento en la crónica de “El Diario Vasco”, “un discurso en el que exaltó el nombre de la Patria, de España, de Franco, del Ejército y de esta Cruzada redentora”. Poco más tarde, el 21 de febrero, Franco, el responsable del golpe de Estado contra la Segunda República, uno de los principales conspiradores y aho

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