Encontrar a la persona adecuada para acompañar a un adulto mayor o a alguien que atraviesa un proceso de enfermedad suele ser una de las decisiones más difíciles para una familia. No se trata solo de cubrir horarios o tareas domésticas: un cuidador domiciliario adecuado puede aliviar la carga emocional, mejorar la calidad de vida del paciente y prevenir situaciones de riesgo.

Contar con un cuidador formado, que conozca técnicas de higiene, confort, prevención de accidentes y acompañamiento en situaciones críticas, marca una diferencia decisiva “Es una relación que se inicia y requiere atención durante todo el proceso”, resume la licenciada en Servicio Social, Analia Giardili, del Grupo OSDE . Por eso, recomienda realizar entrevistas previas y, cuando sea posible, incluir al paciente en

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