En la víspera del 20 de noviembre, la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy se sumerge en un clima denso, cargado, casi eléctrico.Las paredes empapeladas, las miradas que se esquivan, los murmullos que recorren los pasillos como corrientes subterráneas y el eco de un video que se volvió viral en pocas horas anticipan que la elección del Centro de Estudiantes no será una más. Lo que se respira es expectativa, tensión y un hartazgo profundo que, por primera vez en años, empieza a manifestarse sin miedo. En ese escenario irrumpe una lista que quiebra la inercia: UPL, Universitarios por la Libertad, un grupo de jóvenes que decidió presentarse por primera vez en la historia de Humanidades con una convicción firme: abrir ventanas donde durante años sólo

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