### Inmigrantes en EE.UU.: Un laberinto sin salida
Historias de inmigrantes que regresan a sus países de origen se multiplican en el contexto de las estrictas políticas migratorias de Estados Unidos. Un chef que busca paz en México, un padre deportado y una pareja salvadoreña que no logró adaptarse, comparten un destino común: la dificultad de regularizar su estatus migratorio tras décadas en EE.UU.
Expertos legales han señalado que la falta de una reforma migratoria efectiva es una de las principales razones por las que estos inmigrantes no pueden obtener la residencia o ciudadanía. Elizabeth Uribe, abogada de inmigración, explicó que desde la amnistía de Ronald Reagan en 1986, no ha habido cambios significativos que beneficien a los inmigrantes. “No hemos tenido una reforma migratoria que ayude a las personas desde que el presidente Ronald Reagan dio la amnistía”, afirmó Uribe.
La última reforma relevante ocurrió en 1996 bajo la administración de Bill Clinton, que, según Julia Gelatt, del Instituto de Política Migratoria, intensificó la aplicación de las leyes de inmigración. Esta reforma amplió el número de inmigrantes deportables y dificultó la legalización a través de relaciones familiares. Uribe añadió que las políticas actuales del Gobierno de Trump han complicado aún más la situación, haciendo que incluso aquellos que calificarían para beneficios migratorios enfrenten obstáculos significativos.
Horacio Quiroga, otro abogado de inmigración, destacó que el tiempo vivido en EE.UU. no es el único factor para obtener un estatus legal. “Sin un sistema de méritos, se vuelve un sistema de familia”, explicó, refiriéndose a cómo las conexiones familiares pueden influir en la elegibilidad para beneficios migratorios. Quiroga también mencionó que existen alternativas, como la defensa legal de los 10 años, que requiere un historial limpio y demostrar que la deportación causaría dificultades extremas a la familia.
Sin embargo, este proceso es complicado. Uribe indicó que demostrar el impacto de la separación familiar es un reto, ya que se necesita evidenciar efectos económicos y psicológicos significativos. Además, los casos de inmigración pueden tardar años en resolverse, lo que agrava la situación de quienes buscan regularizar su estatus. “Estos casos son difíciles de ganar porque, al estar a la defensiva, el inmigrante prácticamente debe estar detenido o en una corte de inmigración”, comentó Quiroga.
La acumulación de millones de casos pendientes en el sistema judicial estadounidense también contribuye a la lentitud del proceso. Uribe advirtió que, si un caso se coloca en lista de espera, el inmigrante podría perder la elegibilidad para beneficios debido al tiempo transcurrido. “Si estoy en lista de espera y mi hijo cumple los 21 años, ya no sería elegible para que me den el beneficio”, concluyó Uribe, reflejando la frustración de muchos inmigrantes atrapados en un sistema complejo y a menudo ineficaz.

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