Cuarenta años de diferencia entre unas voces y otras. Cuatro décadas las separan y, en cambio, el sentimiento es el mismo. Matronas veteranas y residentes de la especialidad en el hospital de Salamanca comparten su punto de vista de la profesión. Llama la atención que, a pesar del salto generacional y los cambios evidentes durante el periodo que las separa, ambas se sienten afortunadas de haber elegido lo que para ellas es la profesión más bonita del mundo. Esmeralda Gómez -matrona del centro de salud La Alamedilla- y Concha Fernández -matrona del centro de salud Arturo Eyries en Valladolid- se emocionan al hablar de su recorrido.

Los años en activo no le han restado ilusión a cada paciente que han atendido. Lo dicen sus ojos, y lo apuntalan sus palabras. «Esta profesión es un regalo», re

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