La coronación a dedo de Rosario Central como campeón del fútbol argentino es la famosa gota que rebalsó el vaso más allá de que el desborde viene desde hace rato. No se discute si es merecida o no la decisión del Comité Ejecutivo de la Liga Profesional de Fútbol porque no hay dudas de que el equipo que comanda Ángel Di María fue el mejor del año. Lo que se cuestiona es que la ley se cambió sobre la marcha . En realidad, con la temporada regular terminada. Nadie, ni el propio club rosarino, sabía que había un título en juego. Y eso es lo que preocupa. Porque los reglamentos están para ser respetados.

Desde hace tiempo la AFA de Claudio Chiqui Tapia hace lo que quiere y lo peor de todo es que lo hace sin guardar las formas. Y esa obscenidad es la que avala con silencio cómplice el grue

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