El diseño no solo comunica, sino que emociona. Cada color, sonido, textura o aroma activa respuestas en el cerebro que determinan a menudo sin que lo notemos lo que elegimos comprar, recordar o incluso amar. Se estima que un 90% de las decisiones que tomamos se toman basadas en la emocionalidad, según datos de ESDESIGN. Por eso, las marcas que logran activar los sentidos de sus consumidores consiguen mucho más que vender, generan experiencias que permanecen en la memoria.
En un mundo hiperconectado y saturado de mensajes visuales, el branding sensorial ha emergido como una de las estrategias más poderosas para conectar con las personas a un nivel profundo. Más allá del logotipo o la identidad visual, se trata de diseñar experiencias que se vean, se escuchen, se toquen y se sientan. Como

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