La reciente elección presidencial dejó en evidencia algo que buena parte del sistema político no quiere ver: Franco Parisi no es un accidente estadístico ni un desahogo pasajero. Con casi 20% de los votos ?2,5 millones de personas? quedó a un paso de disputar la segunda vuelta. Cuando afirmó que "si las encuestas hubieran medido bien, habría pasado" , muchos se rieron. Pero lo cierto es que tiene razón: en Chile las encuestas no observan la realidad, la fabrican, y esta vez fabricaron mal.

Desde el domingo, los mismos analistas que fallaron en anticipar su ascenso intentan explicarlo con las categorías de siempre: voto "anti-élite", "anti-partidos", "antipolítico", "de protesta". Son etiquetas cómodas, porque permiten mantener intacta la ilusión de que todo sigue bajo control. Pero no

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