Si uno pregunta hoy en Cartagena por Jaime Rodríguez y, sobre todo, por Celele, lo van a llevar rapidito a la calle del Espíritu Santo, ahí en Getsemaní. Pero para hablar bien de Jaime hay que salirse del Caribe y llegar al altiplano cundiboyacense. Jaime creció en Muzo, Boyacá, rodeado de sabores, historias familiares y una energía que se cocinaba a fuego lento en cada banquete que su mamá organizaba. Ella hacía tortas decoradas, menús especiales para matrimonios o grados, y él, siendo un niño, ya estaba ahí metido entre ollas, ayudando y aprendiendo. La historia detrás del creador de un restaurante que hoy es referencia en América Latina no es solo la de un cocinero exitoso, sino la de un colombiano que ha recorrido el país, ingrediente por ingrediente, que ha luchado por sus sueños desd

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