Siempre dispuesto a innovar y tomar rumbos que no se esperaban para una marca de lujo señorial, Rolls-Royce redefine el concepto de personalización con el Black Badge Ghost Gamer, un vehículo a medida que homenajea a la era dorada de los videojuegos clásicos.

Diseñado para un cliente conectado con la estética arcade, este modelo toma la iconografía de 8 bits como punto de partida para crear un automóvil que es, en sí mismo, un juego que se explora, se descifra y se disfruta con cada recorrido.

Para este proyecto, el equipo de diseño de la marca se sumergió durante semanas en el imaginario de los primeros videojuegos: gráficos pixelados, paletas eléctricas, escenarios espaciales y el ambiente resplandeciente de las salas recreativas.

El resultado es un Ghost que mezcla nostalgia, arte y

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