Zarpar desde el Grand Harbour en La Valletta, la capital de Malta , es como abandonar una fortaleza. Las murallas de piedra caliza dorada que el Gran Maestre Jean de Valette mandó levantar en 1566 siguen allí, testigos inmutables de la partida de 117 veleros hacia el abrazo incierto del Mediterráneo. La salida, marcada por cañonazos desde el fuerte, tiene algo de ceremonia medieval. Luego el viento toma el mando y la batalla comienza.

La Rolex Middle Sea Race es una de esas pruebas que definen carreras. Desde 2002, cuando la empresa de relojes asumió el título de patrocinador, la regata organizada por el Royal Malta Yacht Club ha escalado posiciones hasta situarse junto a la Fastnet y la Sydney-Hobart como una de las clásicas de 600 millas que todo marino debe enfrentar al menos una v

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