Día languideciente en Bolonia . Cielo gris y adornado por una lenta y perenne lluvia. De esas que parece que no, pero cuando uno se quiere dar cuenta ya está calado. Día de manta y película en el sofá de casa y de procastinar responsabilidades. No debe ni puede Pablo Carreño , cuyo escenario mañanero es un partido a cara de perro con Struff , viejo rockero alemán. Lo resolvió (6-4, 7-6) el asturiano tras firmar un ejercicio de convicción y acertada estrategia. Primer punto de la semifinal para España , a uno de la final de la Davis . Lo buscará Munar ante el gigante Zverev y, de suceder lo contrario, a cara o cruz en el dobles. La Armada sobrevive.

Carreño se presentó en el SuperTennis Arena de Bolonia, cuya imagen, desangelada, contrastaba con lo que se jugaba sobre la pi

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