Los pensamientos van moldeando nuestra vida. En épocas de tanto ruido, es como si la mente tuviera mente propia. “Cerebro de mono” en la cultura budista, “cerebro de caballo” en el mundo jasídico. Llámese como se llame, la mente parece tener su propio dominio sobre nosotros.
Y surge la pregunta: ¿Hay alguna manera de detener el torrente de pensamientos, especialmente cuando son negativos?
Pensamientos de temor infundado, de celos, de envidia y tantos otros.
¿Cómo logramos controlarlos? ¿Y qué significa realmente tener control?
En la literatura jasídica hay una historia con un mensaje profundo.
Un joven jasid llegó un día al Maguid de Mezritch con una pregunta que le quemaba el alma: “¿Qué hago con los malos pensamientos? Me persiguen. Me ensucian la mente. No los quiero, pero igual en

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