Mientras Canarias y el resto de España hacían malabares entre el funeral de Franco y la proclamación como rey de Juan Carlos de Borbón , la Academia de Ciencias Aplicadas anunciaba desde Escocia que el monstruo del Lago Ness existía y que su presencia podía demostrarse científicamente. Al otro lado del planeta, un juez australiano condenó a siete días de cárcel a un hombre por gritarle a su perro cuando salía de un hotel. En plena España de luto, donde los toros eran la fiesta nacional y las leyes contra el maltrato animal aún ni se olían –y estaban a décadas de distancia–, estas estrambóticas noticias circulaban por las Islas en ese fin de semana de locos, donde el sábado 22 de noviembre de 1975 Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey –suman ya 50 años de una monarquía de giros,

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