La historia de Andrea Paredes Reyes, madre de tres hijos, culminó de manera trágica y violenta. La madrugada del 18 de febrero de 2025, Andrea salió de su pastelería en La Molina y tomó su moto para regresar a casa. Creía que había evitado un encuentro con Junior Grández Vásquez, el padre de dos de sus hijos, a quien había denunciado por agresiones y de quien se había separado un año antes. Sin embargo, él la estaba esperando. Las cámaras de seguridad del local la captaron horas antes, donde se le ve atendiendo a Junior, quien estaba sentado y aparentemente esperando su turno. Al salir, Andrea intentó evadirlo acelerando su moto, pero Junior la siguió en su vehículo. En el cruce de la Alameda del Corregidor con Las Tipuanas, él le cerró el paso, provocando que ella cayera al pavimento. Fue en ese momento que Junior, armado con un cuchillo, la atacó. Andrea sufrió múltiples heridas: una debajo de la oreja, otra en el brazo, una en el muslo y tres en el pecho. Un taxista que pasaba por el lugar la auxilió y la llevó a un hospital, pero las lesiones eran demasiado graves y no logró sobrevivir. Andrea era madre de una joven de 20 años y de dos pequeños de 6 y 1 año. La familia de Andrea siempre supo que ella había intentado alejarse de Junior. Había presentado denuncias por agresiones, incluyendo episodios de violencia frente a sus hijos, lo que llevó a que se le otorgaran medidas de protección. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes. Su hermana relató un episodio angustiante en el que Junior intentó empujar a Andrea por un barranco, pero fue detenido por familiares. La noche del crimen, Junior volvió a insistir en comunicarse con Andrea, enviándole mensajes y llamándola. Ella le pidió que pensara en sus hijos y aceptara la separación. Sin embargo, Junior no pudo soportar la situación. Horas después, apareció en la pastelería y, tras apuñalarla, huyó a toda velocidad, estrellando su vehículo en Javier Prado e incendiándolo, presuntamente para destruir evidencia. Junior fue detenido y, al ser interrogado, confesó el crimen a una prima, diciendo: "He matado a Andrea". Esta confesión fue clave para su captura. Las cámaras de seguridad del municipio de La Molina registraron el ataque y ahora son parte de la evidencia en el caso de feminicidio. En la casa de San Juan de Lurigancho, el ambiente es de dolor y luto. La madre de Andrea expresa su deseo de volver a verla, mientras su hermana la recuerda como una mujer trabajadora y cariñosa. Los hijos pequeños no comprenden la ausencia de su madre y el vacío que ha dejado. La familia exige justicia, reiterando que "ella no merecía esto". Junior se encuentra bajo prisión preventiva, pero la familia de Andrea no descansará hasta que sea condenado a cadena perpetua. La historia de Andrea Paredes Reyes se suma a la dolorosa lista de víctimas de feminicidio en el país, recordando la urgencia de erradicar la violencia de género.