Así como el campesino tiene arraigo por la tierra que cultiva y le da de comer, los pescadores de la Ciénaga Grande de Santa Marta tienen un apego por su hábitat que parecería inexplicable para quienes conocen estas poblaciones, pues saben que son muchas las necesidades básicas insatisfechas en casi 200 años de creadas poblaciones como Nueva Venecia y Buenavista.
Allí la masacre del 21 y 22 de noviembre del año 2000 parecía el final de las poblaciones que viven 100 por ciento de la pesca.
Se pensó que como ha sucedido con otras poblaciones en donde la violencia guerrillera y paramilitar convirtió en “fantasmas ” a muchos pueblos, en la ciénaga, sucedería algo parecido.
En este caso sin embargo, no fue así, por ese amor a la Ciénaga Grande. César Rodríguez, presidente de la Junta

Zonacero

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