La madrugada en el Hospital Augusto Hernández Mendoza de EsSalud , en Ica , dejó una herida profunda imposible de cerrar sin respuestas claras. Aunque la Policía Nacional recuperó al recién nacido raptado y lo devolvió a la familia, la madre exige una prueba de ADN antes de abrazarlo con seguridad. Continúa en shock, aún adolorida por la cesárea y hundida en una crisis emocional que la impide incluso amamantar.
Su hermana, María Condori, explicó que la joven madre estaba bajo los efectos de la anestesia cuando ocurrió el secuestro. Apenas pasó unas horas con su bebé y hoy no puede describir características que le permitan reconocerlo sin dudas. “No tiene la certeza. Necesita el ADN para asumirlo como suyo”, dijo en medio de la angustia que rodea a toda la familia.
El caso tomó mayo

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