Mientras en el Coca-Cola Sessions sonaban los últimos acordes de de Bacilos, un show inesperado después de la presentación de Lenny Tavárez, el público empezaba a moverse hacia el escenario Sprite. El motivo: Jowell y Randy .
Un retraso de ocho minutos bastó para que el segundo escenario más grande se saturara. Cuando por fin arrancaron, el audio no jugó a su favor: cuanto más lejos estabas, más se perdía el sonido. Pero ni eso detuvo a la gente, que coreó , , , y, por supuesto, , como si cada canción fuera un himno personal.
“¡Una bulla, chilangos!”, gritó Jowell luciendo un jersey de los Diablos Rojos del México. El dúo celebra 25 años de carrera y lo recordó sin decirlo: basta con ver cómo tres generaciones bailaban juntas. Su última visita al Flow Fest había estado marcada

El Universal

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