Las creencias que atribuye n poder divino o castigo sobrenatural a los fenómenos naturales mantienen viva una peligrosa ilusión: pensar que la fe o la pureza moral bastan para evitar la desgracia. En muchas regiones del planeta, esa confianza en fuerzas invisibles convive con realidades físicas que no admiten interpretación.
El rayo , clara e inapelable expresión de la energía atmosférica, actúa sin criterio ni propósito. Cuando la naturaleza descarga su potencia, n i la inocencia ni la devoción sirven de escudo , y esa vulnerabilidad humana acaba en tragedias tragedias que se repiten cada año en el corazón de África .
Un territorio con cifras de mortalidad que superan los registros del resto del mundo
Zimbabue es uno de los países con más muertes por rayos del mundo. Las cifras oficiales del Departamento de Servicios Meteorológicos estiman unas 120 víctimas mortales al año , aunque los expertos calculan que el registro real podría ser entre un 20% y un 30% superior.
En un país de unos 16 millones de habitantes, la proporción equivale a casi 10 fallecimientos por millón, una de las tasas más altas del planeta. En comparación, Sudáfrica registra entre 2 y 3 por millón y Estados Unidos menos de uno. El país también conserva un récord histórico: 21 personas murieron en un solo impacto en Chinamasa el 23 de diciembre de 1975.
Los estudios científicos atribuyen esta concentración de tormentas eléctricas a la posición tropical de Zimbabue , donde el calor extremo hace ascender masas de aire húmedo que se condensan en enormes torres convectivas. Investigaciones recogidas en Geophysical Research Letters en 2020 explican que la convergencia de vientos húmedos del océano Índico y las altas temperaturas del interior del continente crean las condiciones idóneas para que las nubes descarguen con violencia.
La altitud media del país, superior a 1.000 metros, refuerza este efecto y multiplica las descargas eléctricas. En los años 80, el ingeniero Max van Olst, de la Universidad de Zimbabue, indicó a la agencia Associated Press que “una gran parte del suelo del país conduce mal la electricidad, lo que provoca que la descarga se concentre y r ecorra largas distancias desde el punto de impacto ”.
Los avances recientes también apuntan a factores menos conocidos . Investigadores del Laboratorio Nacional de Los Álamos observaron que las lluvias de rayos cósmicos parecen intervenir en el inicio de las descargas eléctricas. Xuan-Min Shao , del grupo de Ciencias Electromagnéticas y Aplicaciones Espaciales Cognitivas, explicó a ZME Science que “los científicos aún no comprenden completamente cómo comienza el rayo dentro de las tormentas”. El equipo utilizó mapeo tridimensional de radiofrecuencia y detectó que las descargas positivas iniciales iban seguidas de otras negativas aún más rápidas , una secuencia que ayuda a entender la complejidad del fenómeno.
Las creencias espirituales mantienen viva la idea de que el rayo es un instrumento humano
Frente a esas conclusiones físicas, buena parte de la población rural zimbabuense mantiene una visión mística . Muchos consideran que el rayo natural no mata, sino que lo hacen personas malvadas mediante artes sobrenaturales . El sanador tradicional Tichakunda Bote , secretario de asuntos jurídicos de la Asociación Nacional de Sanadores Tradicionales, afirmó a ZME Science que “el rayo puede usarse para dañar cuando hay un conflicto entre personas”. Añadió que “si alguien intenta usarlo sin motivo, la descarga regresa y hiere al responsable o a su familia”.
Esa idea de justicia espiritual lleva a muchos campesinos a trabajar en los campos durante tormentas , convencidos de que la inocencia los protege. En el museo de Mutare se exhiben objetos procedentes del distrito de Nyanga como ramas, cuernos y frascos con líquidos que supuestamente servían para convocar el rayo. La conservadora Chiedza Zharare explicó a ZME Science que “forman parte de nuestra colección sobre creencias tradicionales y despiertan gran interés entre los visitantes”.
Las campañas de prevención intentan reducir el riesgo con mensajes claros. La doctora Mary Ann Cooper , fundadora de la Red Africana de Centros de Rayos y Electromagnetismo, explicó a ZME Science que su organización colabora con medios y estudiantes para enseñar medidas de seguridad. “ Cuando se oye un trueno, ya se está dentro del área de peligro, por eso insistimos en buscar refugio bajo techo ”, señaló.
La médica recordó que el 90% de las viviendas, escuelas e iglesias del África subsahariana carecen de estructuras seguras contra descargas eléctricas. En Estados Unidos, en cambio, los fallecimientos por rayos bajaron de unos 60 al año en los 90 a menos de 20, gracias a la difusión de información en medios y servicios meteorológicos. El objetivo en África es alcanzar una concienciación simila r, con formación práctica y refugios adecuados.
El enfrentamiento entre superstición y conocimiento científico sigue marcando la diferencia entre la vida y la muerte en muchas aldeas de Zimbabue. Cada esfuerzo por informar supone una oportunidad para que las tormentas dejen menos víctimas y más supervivientes conscientes del peligro real que trae el cielo .

ElDiario.es
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