Por Andrés Lavaselli

Las próximas dos semanas serán determinantes para el destino del último tramo de Axel Kicillof al frente del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Es el lapso en el que se definirá si logra que la oposición dialoguista y los sectores con los que pulsea al interior del propio oficialismo le aprueban el presupuesto, la ley de impuestos y, sobre todo, la autorización de endeudamiento. Este último es un proyecto esencial, cuya importante es difícil de exagerar, por dos motivos: 1) sin él, la gestión podría entrar en una zona de turbulencia en el corto plazo 2) con él, se quita de encima una fuente de posibles condicionamientos del ¿reformulado? proyecto 2027.

El Gobernador cree que la negociación está encaminada, pero el juego como siempre es intrincado y un paso en

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