Japón está experimentando un giro estratégico que, por su profundidad y simbolismo, redefine no solo su política exterior, sino todo el equilibrio del Indo-Pacífico. El anuncio de esta semana —un nuevo incremento del presupuesto de defensa, el tercero consecutivo— confirma que el país ha iniciado un proceso de transformación que habría parecido imposible hace apenas veinte años.

La Constitución japonesa de 1947, redactada bajo ocupación estadounidense tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, impuso un principio que se volvió central en la identidad contemporánea de Japón: la renuncia absoluta a la guerra como instrumento de política nacional . El Artículo 9 no solo prohíbe declarar la guerra; también impide mantener fuerzas armadas con capacidad “ofensiva”. Durante décadas,

See Full Page