La violencia contra las mujeres en México no es una emergencia pasajera: es un problema estructural que atraviesa la vida pública y privada. Y aunque las cifras oficiales parecen enormes — homicidios, feminicidios, violaciones, agresiones sexuales, violencia familiar — en realidad solo muestran la punta del iceberg. Lo que está debajo, lo que no se ve, es todavía más grave.

El primer gran pendiente es el subregistro . No sabemos realmente cuántas mujeres están siendo violentadas porque nuestras instituciones no se ponen de acuerdo ni siquiera en cómo contar. Cada fiscalía usa criterios distintos, cada dependencia reporta con su propia lógica y muchas veces los datos no dialogan entre sí. A esto se suma la enorme cantidad de casos que jamás llegan a un expediente. Si las mujeres no d

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