En el mundo de las eternas justificaciones autocomplacientes, hay una constante, una actitud invariable, tan perdurable como ineficaz: las adversidades existen sólo si tienen motivo reconocido para ser. En la soberbia del poder se confunde motivación con autorización. Sin causa probada (y aprobada) desde la sabiduría del gobierno la realidad resulta ignorada como por ensalmo.

Mientras miles de personas sufrían las consecuencias de los bloqueos de la intransigencia compartida, el gobierno dictaba lecciones de legitimidad a quienes sofocaron total o parcialmente los caminos, los inseguros caminos carreteros.

“Ante los bloqueos y manifestaciones por productores agrícolas y transportistas en diversos puntos del país, la Secretaría de Gobernación informa lo siguiente, dijo ayer la secretaria

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