Colombia completa un año esperando un nuevo sistema para el 4×1.000 que, en teoría, debía simplificarle la vida a millones de usuarios bancarios. La reforma al gravamen, que eliminó la obligación de “marcar” una única cuenta exenta y permitió que todas las cuentas de una misma persona quedaran cubiertas hasta un tope de movimientos, fue aprobada, anunciada y celebrada. Pero sigue sin operar. Y hoy, ni el Gobierno ni el sector financiero tienen una fecha clara para su entrada en vigencia.

La promesa era sencilla: si un usuario no supera los movimientos equivalentes a 350 UVT al mes (unos $17,4 millones para 2025) en todas sus cuentas, no pagaría el impuesto. Algo que moderniza un sistema creado hace más de dos décadas y que hoy, para muchos, resulta torpe y costoso. Sin embar

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