Salomón Jara Cruz ha decidido convertir la primera revocación de mandato de un gobernador en México en un ejercicio profundamente distorsionado. Desde que anunció su intención de someterse a este mecanismo, buscó más agradar al expresidente López Obrador que rendir cuentas a los oaxaqueños, utilizando la consulta como un acto de lealtad política.

La bajísima votación con la que llegó al poder —menos del 30 por ciento del padrón— fue un rechazo silencioso a su figura y a una elección dominada por candidatos sin arrastre social. En lugar de enfrentar ese origen débil, Jara convirtió la revocación en un instrumento para fabricar una legitimidad que las urnas nunca le dieron.

Su verdadera motivación no ha sido ser evaluado, sino ratificado. Para ello ha desplegado la estructura de Morena y s

See Full Page