El equipo de tiro peruano ha alcanzado un destacado triunfo en los Juegos Bolivarianos 2025, celebrados en Lima. Marko Carrillo, José Ullilen y Kevin Altamirano se llevaron la medalla de oro en la prueba de 100 metros pistola de aire por equipos, un logro que resalta el dominio del país en esta disciplina. Sin embargo, la celebración se vio empañada por la indignación de Carrillo, quien expresó su descontento con la organización del evento. "Estamos mortificados, fuimos abandonados", declaró Carrillo, quien subrayó que las condiciones de competencia han sido deficientes. A pesar de la alegría por el oro, el tirador manifestó que la falta de apoyo y la tensión generada por la situación han afectado al equipo. El equipo peruano ha demostrado su fortaleza en el certamen, acumulando un total de 12 medallas en tiro, lo que lo posiciona como la disciplina más exitosa del país en estos Juegos. Además del oro en pistola de aire, Alexia Arenas y Diego Morín también lograron una medalla de oro en la prueba de Rifle de Aire 10 m Mixto, mientras que Nicolás Pacheco y Daniella Borda se llevaron la plata en Skeet Mixto. A pesar de estos logros, las críticas hacia la organización de los Juegos Bolivarianos no cesan. El fondista Ulises Martín Ambrosio, quien ganó la medalla de plata en la maratón, también denunció el abandono y la precariedad en la atención a los atletas. En sus declaraciones, Ambrosio mencionó que la logística fue deficiente y que la información sobre la competencia llegó tarde, lo que generó confusión. "Es un desastre total", afirmó el atleta, quien relató que se vio obligado a participar en la maratón completa sin haber sido informado adecuadamente. Las quejas sobre la organización han sido recurrentes, y el Gobierno incluso tuvo que emitir un Decreto de Urgencia para autorizar un presupuesto extraordinario de S/ 35.6 millones, lo que ha generado dudas sobre la planificación del evento. A medida que los Juegos continúan, la voz de los deportistas resuena, reflejando la preocupación por las condiciones en las que deben competir, en un evento que debería ser una celebración del deporte regional. La delegación peruana sigue cosechando medallas, pero el ambiente de competencia deja un sabor agridulce entre los atletas.