«Se le van los recuerdos, ya no conoce a mucha gente». La frase corresponde a persona muy cercana a la familia Pujol y era la base del informe forense sobre el deterioro cognitivo del expresidente de la Generalitat, que le habría impedido ser juzgado por la Audiencia Nacional junto a sus siete hijos por presunto enriquecimiento ilícito.
Contra todo pronóstico, los magistrados de la Sala de lo Penal rechazaron archivar la causa y acordaron juzgar al patriarca de la saga más poderosa e influyente de Cataluña durante casi tres décadas. Eso sí, dada su avanzada edad de 95 años, Pujol seguirá el juicio por videoconferencia desde su domicilio barcelonés, dónde se recupera de una neumonía.
La familia, la defensa y sus médicos recibieron la noticia como «un mazazo», según fuentes de su entorno.

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