En el año 2014, cuando saltó el escándalo de la fortuna de los Pujol, muchos ciudadanos catalanes nos quedamos perplejos ante la noticia. Lo hubieras o no votado, descubrir que el hombre que lo había sido todo en Cataluña amasaba (presuntamente) una fortuna en Andorra junto con sus hijos rompía los esquemas para quienes habíamos vivido sus veintitrés años como president.
Fue el final de un mito: del patriarca de los catalanes, de aquel hombre intocable que incluso logró salir reforzado públicamente cuando la Fiscalía General del Estado lo imputó en el caso Banca Catalana. El 30 de mayo de 1984, tras ganar las elecciones por apabullante mayoría, salió al balcón de la Generalitat y acusó al Gobierno de España, en manos del PSOE, de maniobrar contra él en una guerra sucia para quitarle del p

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