Por años, el corredor entre Sabana de Torres (Santander) y Curumaní (Cesar) se convirtió en un símbolo del abandono vial del país. Camioneros y pasajeros mostraban de manera permanente su insatisfacción, en un tramo esencial para conectar el centro con el Caribe, que estaba deteriorado, riesgoso y lento. Hoy, sin embargo, esa imagen ya empieza a desdibujarse. Con el avance del proyecto Troncal del Magdalena 2, a cargo de la concesión Autopista del Río Grande, la vieja carretera está dando paso a una autopista moderna, segura y diseñada bajo estándares de sostenibilidad, lo que representa una innovación en la infraestructura nacional.

“Este proyecto no es solo una vía. Estamos llevando desarrollo sostenible a la región, integrando lo social, lo ambiental y lo técnico de la mano de las com

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