La imagen popular de los caballeros medievales los retrata como epítomes de fuerza, valor y un cuerpo preparado para la batalla. Sin embargo, otra vez, la realidad prueba ser mucho más sorprendente. Y para ejemplo, los restos de este caballero, de la Orden de Calatrava.

Durante las excavaciones en el castillo de Zorita de los Canes, en Guadalajara, los arqueólogos se encontraron con algo que no esperaban. En un cementerio medieval asociado a una orden militar apareció el esqueleto de un hombre que había muerto en combate, con heridas claras en el cráneo y las piernas, pero cuyo rasgo más llamativo no tenía que ver con la guerra , sino con la forma de su cabeza.

El cráneo era extraordinariamente alargado y estrecho, tan distinto de lo habitual que los autores del estudio, , lo resumie

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