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PP y Vox se han opuesto al derribo del mayor monumento franquista de Balears, erigido en 1947 en el parque palmesano de Sa Feixina para glorificar a los “héroes” del  Crucero Baleares , que en 1937 había llevado a cabo un bombardeo contra la población civil que huía de Málaga a Almería en plena ofensiva fascista –episodio históricamente conocido como ' la Desbandá '– y acabó hundido un año después. “Hay informes que le otorgan un valor artístico digno a proteger y se le considera un exponente del art déco ”, ha defendido la diputada del Grupo Popular Cristina Gil.

Tanto conservadores como extrema derecha han votado este martes contra una Proposición No de ley (PNL) con la que el Grupo Socialista pretendía instar al Govern balear a promover la retirada de la estructura para crear en su lugar un espacio de memoria que reconozca a las víctimas de la dictadura, apoyando asimismo su inclusión en el censo estatal de simbología franquista. La iniciativa, rechazada en su totalidad, también buscaba emplazar al Ayuntamiento de Palma a no incluir el monumento en el catálogo municipal de elementos protegidos.

Durante su defensa de la propuesta en la Comisión de Asuntos Institucionales, el parlamentario del PSIB-PSOE Omar Lamin ha recriminado que el hecho de poner en valor el monumento es “un problema de democracia, de derechos y de dignidad de las víctimas y sus familiares, que tienen que ver cómo se les humilla cada día que pasean por cada una de las plazas y lugares públicos, recordando a los fascistas que las asesinaron, persiguieron y maltrataron”.

El socialista ha aseverado que el monolito “tiene la significación que tiene” y, de hecho, ha recordado que su parte “más simbólica” radica en que “cada año los ultras fascistas de esta tierra hacen en él un acto de exaltación y de recuerdo a la dictadura y a quienes provocaron que tantas personas permanezcan todavía dentro de cunetas”. El diputado ha recordado que sa Feixina ha servido también de escenario para algunos de los actos políticos de Vox, cuyo presidente, Santiago Abascal, celebró en abril de 2023 el mitin principal de precampaña del partido en Balears.

Por su parte, el parlamentario de Vox Sergio Rodríguez ha expresado su postura contraria subrayando que monumento “está resignificado y hoy en día se dedica a todas las víctimas de la Guerra Civil”. “Es como si quisieran ustedes retirar un monumento de Aurora Picornell ”, ha espetado en alusión a la activista sindical asesinada por el franquismo en la noche de reyes de 1937 e icono del republicanismo en Mallorca, cuya escultura, precisamente, ha amanecido vandalizada hasta en dos ocasiones en las últimas semanas con pintadas de simbología nazi y su rostro martilleado.

“Con los problemas que tenemos de vivienda, de empleo precario, de sueldos bajos y de inflación, ustedes prefieren, con esta furia iconoclasta, derribar monumentos, como si además las piedras tuvieran una especie de fuerzas telúricas que fueran capaces de resucitar a Franco”, ha incidido Rodríguez, quien ha recalcado que “las piedras son piedras” y ha aprovechado para criticar el proyecto para resignificar el Valle de Cuelgamuros (antiguo Valle de los Caídos), al que “quieren convertir en una especie de semitemplo masónico” porque “la leona Ayuso, del PP, que a veces más que leona es gatita , no se ha atrevido a protegerlo”.

Mientras tanto, el portavoz de Més per Mallorca, Lluís Apesteguia, ha llamado la atención sobre el hecho de que el parlamentario de extrema derecha aluda a la necesidad de hablar de la actual crisis de la vivienda cuando desde Vox “ya han presentado dos veces su propuesta de derogar la Ley de Memoria Democrática y la fijan como un elemento primordial en sus negociaciones con el PP. Llama la atención porque les oímos hablar bastante poco de vivienda en sus negociaciones y bastante de memoria democrática”.

El ecosoberanista ha considerado, a continuación, que el revisionismo aplicado a los elementos arquitectónicos y artísticos de la calle “es delicado” porque “nos puede inducir a esconder oscuros aspectos de nuestra historia”. En este sentido, ha apelado a que este revisionismo se realice desde el consenso, teniendo en cuenta, entre otros elementos “clave”, que en la actualidad hay “víctimas vivas del régimen exaltado por el monumento”, lo que, ha incidido, “supone una ofensa” para ellas.

Convertido en uno de los símbolos más controvertidos del paisaje urbano de Palma, el monumento de Sa Feixina ha sido, durante décadas, foco de varios intentos de resignificación, campañas en pro de su demolición y distintas batallas judiciales. Con todo, el Ayuntamiento de la capital balear, gobernado por PP y Vox, lo ha incluido, con la máxima protección integral, en el catálogo municipal de bienes de interés histórico, artístico y arquitectónico.

El monolito, inaugurado en 1947 con la presencia del dictador Francisco Franco y diseñado por los arquitectos Francisco Roca Simó y Antoni Roca Cabanellas, fue construido gracias a las abundantes donaciones de particulares y empresas que reunieron las 100.000 pesetas que costó su ejecución en recuerdo de los marineros fallecidos en el hundimiento del Baleares: el crucero del bando sublevado había sido torpedeado por la flota republicana en 1938 durante la batalla del cabo de Palos, en la Guerra Civil. El barco se hundió con más de 700 hombres a bordo, muchos de ellos reclutados en Mallorca.

La entidad Memòria de Mallorca ha reclamado, sin éxito, que el monumento se incluya en el censo estatal de simbología franquista . “Por mucho que se pretenda disfrazar de democrático o justificar como un elemento protegible, sigue siendo un monumento franquista que vulnera la memoria democrática de nuestro pueblo y ofende la dignidad de las miles de víctimas civiles inocentes que fueron bombardeadas por la tripulación de este crucero militar que se honra”, aseveran desde la entidad, volcada desde hace más de veinte años en la búsqueda de los restos de víctimas del franquismo de Balears.