Verónica Alcocer atrae por estos días las lentes de la prensa sueca por cuenta de las revelaciones periodísticas sobre sus altos roces sociales, lo crecido de sus gastos en fiestas de lujo y tiendas de grandes marcas y sus gustos glamurosos.
De otra manera, quizá no habría llamado tanto la atención que la primera dama colombiana fuera de compras con el empresario catalán Manuel Grau , quien es en su amigo desde la época en que su esposo Gustavo Petro se desempeñó como alcalde de Bogotá, a quien nacionalizó de manera flash recién llegó a la Casa de Nariño.
Desde entonces y durante dos lustros consecutivos el hoy presidente, Verónica y su hija Antonella recibieron el año nuevo en las acogedoras estancias de una masía de propiedad de Grau en l’Empordá –el Ampurdán- una región de Cataluña

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