El caso de Rafa Nadal siempre fue excepcional. Un deportista único. Un competidor sin límites. Pero también un atleta que ha convivido con un problema físico devastador. Y ahora, con 39 años , su situación se ha vuelto más delicada que nunca. Su cuerpo manda. Y el diagnóstico que arrastra desde hace casi dos décadas explica su definitivo final deportivo.
Todo gira en torno al síndrome de Müller-Weiss . Una enfermedad rara. Degenerativa. Silenciosa. Afecta al escafoides tarsiano , un hueso clave en la arquitectura del pie. Un soporte esencial del arco plantar. Cuando este hueso falla, la movilidad se compromete. Y cuando aparece la necrosis, la situación se vuelve crítica. “ El hueso puede ir necrosándose, puede ir muriendo ”, resumía la traumatóloga Inés Moreno en unas decla

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