En la ciudad de Deán Funes, en el norte de la provincia de Córdoba, hace casi dos meses que no se habla de otra cosa. Las denuncias por acoso digital –también llamado "grooming"– contra un entrenador de vóley, un instructor de kickboxing y un practicante del profesorado de Educación Física impactaron en una sociedad que parecía dormida.

A eso se suma la acusación contra un preceptor de una escuela de Villa Tulumba, en una problemática que no distingue latitudes, pero que en comunidades más conservadoras es más difícil hablar.

El grooming es un delito que crece al ritmo del avance de la tecnología. Los adultos se aprovechan de la presencia de niños, niñas y adolescentes (NNyA) en las plataformas para contactarlos, ganarse su confianza y dejarlos vulnerables a delitos más graves.

Los dato

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